Can CataláEra una casa solariega (pairal en catalán) ubicada en la Plaza Octaviano #6, fue habitada por primera vez el 1 de enero de 1798 por el Mestra de Casas Jaume Catalá quién la construyó.Con la información disponible en algunos manuscritos antiguos se logro reconstruir las personas que vivieron en esa casa por mas de dos siglos, hasta que en el año 1968 se decidió derrumbarla por su antigüedad y se construyo en su lugar un edificio de apartamentos.La Casa de los Abuelos (La Casa dels Avis)En la Boda de Tomás Fábregas y Antonia Catalá (En les noces de Tomás Fábregas i Antonia Catalá)Salud, casa solariega, que desde hace un sigloDemuestras que tienes firmes los cimientosParedes erigidas con la mano y la reglaY consagradas por los rescoldos y el viento. Viejo baluarte que aún hoy soportasEl peso del tiempo y el nombre de los que ya no están.Templo sagrado de aquellas cosas muertasQue son toda la vida de mi mundo. Refugio de amor y ejemplo de honradezque tienes el encanto y un canto de eternidad.Salud, casa solariega, que eres hogar encendidoPor la chispa que no se ha apagado. Casa de los abuelos, de que conozco las sombrasy el miedo del silencio de la noche,y la alegría de invadir penumbrasen el primer rayo de sol sobre la cama. Ámbitos amigos de conocimiento antiguo,oh, habitación mía de muñecos extraños,oh, alcoba de que conozco el grosor de cada vigade haber sido mulato en ella, hace ya muchos años. Ahora todo es para mí un recuerdo;la mesa y aquel banco del comedor,y la sala del centro donde bailábamoscomo si siempre fuese fiesta mayor, el lagar donde, en septiembre, cada tarde,el abuelo me llevaba a pisar la uva;el pozo, que me encogía de temoral subirme a él como si cometiese un crimen. Y la higuera, aquella gran higuera,Que me costaba tantas riñas y sermones.Y el barrio abierto, que me traía el deseoDe ganar la amistad de otros chicos. Y esta gran entrada, por donde corríay escuchaba las conversaciones de la gente.Veo el santo y la lámpara, y donde estabanla escopeta de caza y somatén. Y este portal que tiene la llave pesaday el banco de piedra afilado de entrar y salir,lo veo como una arcada triunfalpara los que como yo se sepan rendir. Casa solariega, bella es la ocasión -hoy que es la boda de un heredero -,para reencontrar la propia grandezay rehacer el sonido de una voz lejana. Haced que resuenen fuertes las campanasDel monasterio vecino, en buen presagio. Y haz que en otras horas caseras- al margen de las vanidades humanas- otro nieto te cante igual que yo. San Cugat del Vallés Del libro “Del Meu Voltant”,Poemas de Joan Trias Fábregas Editado en Sabadell en 1932
Can CataláEra una casa pairal ubicada en la Plaza Octaviano #6, fue habitada por primera vez el 1 de enero de 1798 por el Mestra de Casas Jaume Catalá quién la construyó.Con la información disponible en algunos manuscritos antiguos se logro reconstruir las personas que vivieron en esa casa por mas de dos siglos, hasta que en el año 1968 se decidió derrumbarla por su antigüedad y se construyo en su lugar un edificio de apartamentos.La Casa de los Abuelos (La Casa dels Avis)En la Boda de Tomás Fábregas y Antonia Catalá (En les noces de Tomás Fábregas i Antonia Catalá)Salud, casa solariega, que desde hace un sigloDemuestras que tienes firmes los cimientosParedes erigidas con la mano y la reglaY consagradas por los rescoldos y el viento. Viejo baluarte que aún hoy soportasEl peso del tiempo y el nombre de los que ya no están.Templo sagrado de aquellas cosas muertasQue son toda la vida de mi mundo. Refugio de amor y ejemplo de honradezque tienes el encanto y un canto de eternidad.Salud, casa solariega, que eres hogar encendidoPor la chispa que no se ha apagado. Casa de los abuelos, de que conozco las sombrasy el miedo del silencio de la noche,y la alegría de invadir penumbrasen el primer rayo de sol sobre la cama. Ámbitos amigos de conocimiento antiguo,oh, habitación mía de muñecos extraños,oh, alcoba de que conozco el grosor de cada vigade haber sido mulato en ella, hace ya muchos años. Ahora todo es para mí un recuerdo;la mesa y aquel banco del comedor,y la sala del centro donde bailábamoscomo si siempre fuese fiesta mayor, el lagar donde, en septiembre, cada tarde,el abuelo me llevaba a pisar la uva;el pozo, que me encogía de temoral subirme a él como si cometiese un crimen. Y la higuera, aquella gran higuera,Que me costaba tantas riñas y sermones.Y el barrio abierto, que me traía el deseoDe ganar la amistad de otros chicos. Y esta gran entrada, por donde corríay escuchaba las conversaciones de la gente.Veo el santo y la lámpara, y donde estabanla escopeta de caza y somatén. Y este portal que tiene la llave pesaday el banco de piedra afilado de entrar y salir,lo veo como una arcada triunfalpara los que como yo se sepan rendir. Casa solariega, bella es la ocasión -hoy que es la boda de un heredero -,para reencontrar la propia grandezay rehacer el sonido de una voz lejana. Haced que resuenen fuertes las campanasDel monasterio vecino, en buen presagio. Y haz que en otras horas caserasal margen de las vanidades humanasotro nieto te cante igual que yo. San Cugat del Vallés Del libro “Del Meu Voltant”,Poemas de Joan Trias Fábregas Editado en Sabadell en 1932