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Historia de San Cugat del Vallés
LOS PRIMEROS POBLADORES
Los
testimonios
de
pobladores
más
antiguos
encontrados
en
San
Cugat
del
Vallés
corresponden
al
final
del
periodo
eneolítico,
comprendido
aproximadamente
entre
los
años
2,000
y
1,500
ac.
Al
yacimiento
de
la
Cueva
de
la
Torre
Negra,
situada
a
Collserola,
se
ha
encontrado
un
recinto
funerario
o
sepulcral
que
perteneció
a
este
periodo;
la
presencia
de
vasos
campaniformes junto a entierros individuales y osamentas colectivas así lo corrobora.
El
yacimiento
de
Can
Fatjó
de
los
Aurons,
situado
al
límite
del
término
municipal
de
Santo
Cugat
con
Cerdanyola,
nos
sitúa
a
la
edad
del
bronce,
con
restos
seguramente
relacionados
con
la
presencia
de
un
poblado
al
aire
libre,
que
data
con
posterioridad
al
año
1,100
ac.
Los
restos
de
construcciones
de
silos
a
la
calle
Elisenda,
los
restos
de
cerámica
encontrados
cerca
del
denominado
"Horno
ibérico",
junto
a
la
ermita
de
Santo
Adjutori,
o
a
las
proximidades
de
la
Torre
Negra
y
las
de
Santa
Maria
de
Campanyà,
nos
hablan
de
la
presencia
de
la
cultura
ibérica
al
término
municipal.
Se
debe
datar
entre
el
siglo
VI
ac
y
el
año
218
ac
y
enmarcar
demográficamente
en
el
grupo
iber
de
los
laietans.
Respeta
al
"Horno
ibérico",
todo
y
su
denominación popular, no hay certeza absoluta sobre su datación.
LOS ROMANOS
En
el
año
218
ac
los
romanos
desembarcan
en
Ampurias
para
luchar
contra
Cartago
y
tras
un
periodo
de
progresivo
establecimiento
y
enfrentamiento
entre
los
iberos,
los
vencieron
definitivamente
en
Ampurias
el
año
195
ac.
Esta
victoria
representó
la
consolidación
del
dominio
de
Roma
sobre
el
territorio
catalán.
En
tiempo
del
Imperio
Romano
el
territorio
de
San
Cugat
del
Vallés
era
cerca
de
una
de
las
vías
romanas
más
importantes,
la
Vía
Augusta,
que
-
procedente
de
Roma
-
pasaba
por
Tarraco
y
se
adentraba
cabeza
al
sur
de
la
Península.
La
Vía
Augusta
era
cruzada,
cerca
de
San
Cugat,
por
una
vía
secundaria
que
unía
Egara
(Tarrasa)
con
Barcino
(Barcelona)
pasando
por
Collserola.
Al
paso
de
esta
segunda
vía
se
construyo
el
lugar
que
hoy
ocupa
el
Monasterio,
una
fortaleza
-
que
más
tarde
sería
conocida
como
Castrum
Octavianum
-
la
datación
de
la
cual
se
sitúa,
a
raíz
de
las
últimas
excavaciones
arqueológicas
realizadas,
data
de
alrededor
del
siglo
IV.
Son
visibles
los
restos
de
la
fortaleza
en
la
base
de
la
cabecera
del
templo
del
Monasterio.
Con
la
intención
de
constituir
un
punto
estratégico
de
control
de
paso,
esta
fortaleza
podía
haber
sido
un
centro
de
protección
militar
de
la
villas
o
colonias
agrícolas
que
se
encontraban
en
el
término
de
San
Cugat.
Algunas
de
las
antiguas
masías
del
municipio
se
podían
haber
construido
sobre
estas
villas
que
se
dedicaban
al
cultivo
del
aceite,
los
cereales
y
el
vino
y
a
la
crianza
del
ganado.
En
este
sentido
hace
falta
remarcar
que
últimamente
se
ha
realizado
una
campaña
de
protección
arqueológicas
junto
a
Can
Cabassa,
las
cuales
han
dado
como
resultado
la
aparición
de
restos
de
una
villa
romana
importante.
La
crisis
de
la
segunda
mitad
del
siglo
III
dc
que
sufre
Roma
permitirá
la
invasión
de
los
pueblos
germánicos.
Los
primeros
ataques
a
tierras
catalanas
datan
del
270.
Poco
antes
del
año
313
que
el
cristianismo
se
convirtiera
en
la
religión
oficial
del
imperio,
la
tradición
explica
que
en
la
fortaleza
romana
fue
martirizado
Cucuphas
(Cugat),
un
africano
que
había
venido
a
Barcino
a
predicar
la
fe
cristiana.
Esta
circunstancia
hizo
que,
con
el
paso
del
tiempo,
este
lugar
aconteciera
un
lugar
de
culto
y
veneración
cristiana.
En
el
siglo
V
ya
existía
una
pequeña
iglesia para rendirle culto a las reliquias del santo, los restos de las cuales se pueden observar en el claustro del Monasterio.
LOS VISIGODOS
Con
la
invasión
masiva
de
los
pueblos
germánicos
en
el
siglo
V,
el
Imperio
Romano
de
Occidente
se
derrumbó
definitivamente.
Las
tierras
catalanas
fueran
incorporadas
al
reino
visigodo
de
Tolosa,
primero,
y
al
de
Toledo,
más
tarde.
La
dominación
visigoda
no
pesó
demasiada
en
las
costumbres
indígenas
ni
afectó
esencialmente
la
lengua
ni
la
composición
étnica.
Se
acentuó
el
proceso
de
ruralitación
iniciado
los
últimos
años
del
Imperio
Romano
y
se
establecieran
las
bases
de
la
sociedad
medieval. En San Cugat, probablemente, en el siglo VII ya existí una primera comunidad monástica.
LA CONQUISTA MUSULMANA
El
año
711
se
inició
la
conquista
musulmana
de
la
península
Ibérica:
al
cabo
de
seis
o
siete
años
llegaron
en
Cataluña
hasta
el
año
725,
dominaban
todo
el
territorio
catalán.
La
iglesia
visigoda
de
San
Cugat
parece
que
fue
destruida
por
los
musulmanes
en
el
año
717:
la
conquista
no
implicó
demasiados
cambios
a
la
población.
La
mayoría
de
las
ciudades
catalanas
se
sometió
a
los
nuevos
conquistadores
por
evitar
la
destrucción
y
estos
establecieron
algunas
guarniciones
militares
y
sustituyeron
la
nobleza visigoda en la recaudación de impuestos. Las autoridades locales se mantuvieron generalmente en el poder.
EL DOMINIO FRANCO
Los
francos
frenaron
los
musulmanes
en
el
Poitiers
en
el
año
732.
Esta
fecha
marca
el
inicio
de
la
expansión
franca
hacia
el
sur.
Para
detener
a
las
razas
musulmanas,
Carlemany
opta
por
crear
un
territorio
fronterizo,
la
Marca.
Las
tropas
francas
conquistarán
Barcelona
en
el
año
801.
Carlemany
firmará
la
paz
con
los
musulmanes
en
el
año
812,
estableciéndose
la
frontera
en
la
línea
Montsec,
Cardener,
Llobregat.
Los
primeros
años
del
siglo
IX,
ya
habiéndose
ido
los
árabes,
se
reconstruyó
el
antiguo
cenobio
de
San
Cugat
en
el
mismo
lugar
que
el
anterior.
Inicialmente,
la
abadía
estuvo
bajo
el
dominio
del
obispo
de
Barcelona.
A
lo
largo
de
los
siglos
IX
y
X,
los
condes
catalanes
aunque
estuvieron
nombrados
por
los
francos,
se
fueron
desatando de la monarquía carolingia, logrando la independencia a finales del siglo X.
LA REPOBLACIÓN DEL PAÍS
La
llanura
del
país,
tras
la
dominación
árabe
y
las
luchas
con
los
francos,
estaba
empobrecida
y
despoblada.
En
cambio,
las
comarcas
pirenaicas,
poco
afectadas
por
las
guerras,
presentaban
una
mayor
prosperidad
y
una
densidad
de
población
remarcables.
Los
condes
y
los
obispos
de
las
comarcas
pirenaicas,
con
el
mismo
interés
que
el
conde
de
Barcelona,
animaron
los
campesinos
a
bajar
de
las
montañas
en
busca
de
tierras
para
cultivar
en
la
llanura.
Los
Monasterios
tuvieron
un
importante
papel
en
la
colonización
del
país.
Recibieron
tierras
de
los
condes
y
centenares
de
donaciones
con
el
fin
de
establecer
familias
en las nuevas tierras. El Monasterio de San Cugat extendió sus dominios en el siglo X, por las tierras del Penedés y Vallés.
EL MONASTERIO, CENTRO DE PODER Y CULTURA
En
el
año
985
la
abadía
de
San
Cugat
es
destruida
por
uno
de
los
saqueos
de
al-Mansur.
El
abad
Odó
reconstruye
el
cenobio
con
unas
nuevas
dimensiones.
Consiguió
una
bula
papal
que
los
hacía
independientes
del
obispo
de
Barcelona,
obtuvo
la
confirmación
de
todos
los
bienes
monacales
por
parte
de
los
reyes
francos
e
incrementó
los
dominios
y
la
riqueza
del
Monasterio,
que
pasó
de
manantial
a
treinta
y
seis
monjes.
El
Monasterio
de
San
Cugat
era
en
el
siglo
XI,
uno
de
los
más
importantes
en
la
colonización
de
las
tierras
y
uno
de
los
que
mayor
rendimiento
obtenía.
Era
un
centro
muy
importante
de
poder
y
cultura.
Los
monjes
se
dedicaban
a
la
administración,
el
culto
y
el
estudio,
bajo
las
reglas
benedictinas.
La
biblioteca
del
Monasterio
reunía
un
fondo
importante
de
manuscritos
jurídicos
que
forman
el
famoso
"Cartulari
de
Sant
Cugat".
Al
final
del
siglo
XII,
los
dominios
del
Monasterio
se
habían
extendido
tanto
que
obligan
a
una
importante
reforma
de
la
administración
interna.
Se
crean
cuatro
divisiones
-
Vallés,
Llobregat,
Penedés
y
Palau
-
por
tal
de
racionalizar
la
administración
de
los
dominios
monacales.
Los
abades
provenían
de
la
nobleza,
y
el
mundo
político
y
eclesiástico
mantenía
una
estrecha
vinculación.
En
estos
momentos,
Cataluña
vive
un
proceso
de
feudalización
debido
a
la
repoblación
de
la
nueva
Cataluña
impulsada
por
la
confederación
catalanoaragonesa,
nacida
de
la
fusión,
en
el
siglo
XII,
del
condado
de
Barcelona
con
el
reino
de
Aragón.
La
confederación
pone
en
marcha
las
bases
para
la
futura
expansión
militar
y
comercial
por
el
Mediterráneo.
Las
condiciones
de
vida
de
los
campesinos
de
la
vieja
Cataluña
empeoran
enormemente.
Los
labradores
libres
propietarios
de
la
tierra
son
convertidos
en
siervos
por
los
señores
feudales
por
tal
de
evitar
su
fuga
hacia
las
nuevas
tierras.
Los abades de San Cugat se convierten en señores feudales.
AMPLIACIÓN DE LA ABADÍA Y EL PRIMER NÚCLEO DE POBLACIÓN ESTABLE
El
rendimiento
que
daban
las
nuevas
tierras
permitió
la
ampliación
de
la
abadía.
El
siglo
XIII
marcó
el
punto
culminante
de
la
expansión
del
Monasterio.
Durante
esta
época
se
construyó
el
claustro
inferior
y
la
parte
románica
de
la
iglesia.
La
recta
del
templo
se
levantó
a
lo
largo
de
los
siglos
XIII
y
XIV,
adoptándose
el
nuevo
estilo
de
la
época,
el
gótico.
También
a
finales
del
siglo
XIV
se
amuralló
el
recinto
monástico,
se
procedió
a
la
edificación
del
palacio
abacial
y
se
hizo
el
retablo
de
Todos
los
Santos.
No
es
hasta
el
siglo
XII
que
podemos
hablar
de
un
núcleo
permanente
de
población
a
San
Cugat.
Es
en
este
momento
que,
alrededor
de
la
parroquia
de
Sant
Pere
de
Octaviá
(al
lugar
de
la
actual
plaza
del
Mercado
Viejo),
se
disponen
un
conjunto
de
casas
que
seguían
el
camino
que
se
dirigía
al
Monasterio
(actual
calle
Mayor).
El
pueblo
se
encontraba,
por
lo
tanto,
separado
del
recinto
monacal.
Es
en
este
siglo
que
la
villa
obtuvo
la
concesión
real
de
poder
celebrar
feria
y
un
mercado
semanal.
Los
siglos
XIII
y
XIV
estarían
en
Cataluña
una
época
de
expansión:
política
(conquistas
peninsulares
y
mediterráneas),
demográfica
y
comercial.
El
comercio
catalán
se
benefició
del
papel
de
intermediario
entre
el
mundo
musulmán
y
el
europeo.
Las
ciudades
lograron
un
protagonismo
creciente
y
nació
una
nueva
clase
social,
la
burguesía,
que
adquiere
un
protagonismo
importante
en
las
nuevas
instituciones:
las
Cortes
y
los
órganos
de
gobierno
municipal.
El
pactismo
aparece como un nuevo sistema de gobierno y se basa en un acuerdo entre la monarquía y los grupos que formaban las Cortes.
LA CRISIS BAIXMEDIEVAL
A
mediados
del
siglo
XIV,
el
equilibrio
población-recursos
en
Cataluña
se
rompió
por
varios
motivos.
El
país
entró
en
una
fuerte
crisis
demográfica,
económica
y
política.
El
campo
era
incapaz
de
asegurar
la
subsistencia
de
los
labradores
que
emigraron
hacia
las
ciudades;
aparecen
varias
epidemias
de
peste
y
la
burguesía
es
incapaz
de
competir
comercialmente
con
las
ciudades
italianas
en
el
Mediterráneo.
La
crisis
desembocó
en
una
guerra
civil
(1462-1472)
que
representó
una
derrota
para
el
país
de
la
cual
no
se
recuperará,
y
muy
lentamente,
hasta
el
siglo
XVIII.
La
guerra
civil
enfrentó
la
monarquía
y
las
clases
populares
a
la
oligarquía
feudal
y
la
burguesía.
El
Monasterio
se
pone
al
bando
contrario
al
rey.
El
año
1471
las
fuerzas
reales
se
apoderan
de
San
Cugat
y
el
rey
Joan
II
se
alojó
en
el
Monasterio.
La
abadía
pierdo
su
autonomía:
a
partir
de
ahora
los
abades
serán
socios
y,
a
menudo,
no
vivirán
ni
en
la
abadía.
Pese
a
que
el
rey
jura
a
las
Constituciones
Catalanas,
la
guerra
agravó la crisis con una fuerte caída de la producción, el comercio y la población.
PERIODO DE LEVE ENDEREZAMIENTO
El
año
1479,
con
Fernando
II,
la
Corona
de
Aragón
y
Castilla
se
unieron
dinásticamente.
Se
inicia
una
política
destinada
al
restablecimiento
del
orden
social
que
implicará
un
lento
y
leve
proceso
de
enderezamiento
del
país.
Pero
Cataluña
será
sólo,
durante
los
siglos
XVI
y
XVII,
una
pequeña
parte
de
un
gran
imperio
y
restará
al
margen
de
los
grandes
acontecimientos.
El
campo
mejora
aun
de
la
sentencia
de
Guadalupe
(1486),
que
terminara
la
situación
de
esclavitud
en
qué
vivían
los
labradores
de
emancipación.
Estos
conseguirán
la
libertad
y
la
posibilidad
del
dominio
útil
de
la
tierra.
La
estabilidad
del
siglo
XVI
permitirá
un
cierto
dinamismo
de
los
gremios
y
el
comercio
en
la
ciudad.
Este
enderezamiento
del
siglo
XVI
se
notará
en
San
Cugat.
Se
inició
el
desarrollo
del
casco
urbano
y
aparecen
nuevos
arrabales
siguiendo
el
caminos
de
Sabadell
y
Terrassa.
Son
de
esta
época
algunas
casas
aun
en
pie
San
Santo
Domènec
(Can
Matas).
El
Monasterio
también
se
amplía
en
este
momento:
se
hacen
las
galerías
superiores
del
claustro,
se
finaliza
el
campanario
y
se
pinta
el
retablo
de
Aine
Bru.
La
comunidad
monástica,
siguiendo
la
tendencia
general
en
los
estamentos
oficiales
del
país,
inicia
un
proceso
de
castellanización.
El
año
1585, el rey Felipe II de Castilla visitó el Monasterio.
LA GUERRA DE LOS SEGADORS
La
crisis
del
siglo
XVII
de
la
monarquía
hispánica
afectó
gravemente
el
Principado.
Los
impuestos
que
pedían
los
monarcas
españoles
por
mantener
su
política
militar
provocaron
el
deterioro
de
las
relaciones
entre
la
Generalitat
y
la
monarquía
española.
Las
cosas
se
agravaron
cuando
España
entró
en
guerra
con
Francia
y
los
campesinos
catalanes
tuvieron
que
alojar
las
tropas.
En
Barcelona
estalló
la
revuelta:
es
el
llamado
Corpus
de
Sangre.
La
Generalitat
se
pone
al
lado
de
los
sublevados
y
pacta
con
Francia
echar
de
Cataluña
a
las
tropas
españolas.
Pero
el
alojamiento
de
las
tropas
francesas
trajo
el
mismo
problema
que
se
había
originado
con
las
españolas.
La
Guerra
de
los
Segadors
(1641-1652)
acabó
con
el
Tratado
de
los
Pirineo
(1659).
Cataluña
se
ve
mutilada
con
la
pérdida
del
Rosselló,
que
pasó
a
depender
de
Francia.
Felipe
IV
concede
la
amnistía
general
y
se
garantiza
la
continuidad
del
autogobierno
de
Cataluña.
Las
revueltas
populares,
sin
embargo,
se
suceden,
y
la
Generalitat se pone al lado del virrey español. Se hace evidente la ruptura de las estructuras señoriales de poder.
LA GUERRA DE SUCESIÓN
La
burguesía
y
la
baja
nobleza
catalanas
apostarán
por
el
archiduque
Carlos,
enfrente
de
Felipe
V,
en
la
guerra
por
la
sucesión
a
la
corona
española.
La
razón
para
dar
apoyo
al
candidato
se
basaba
en
el
hecho
de
que
se
sospechaba,
y
de
hecho
se
demostró
más
tarde,
que
Felipe
V
era
partidario
del
centralismo
político
y
no
respetaría
las
instituciones
catalanas.
Las
tropas
del
Borbón
asediaron
Barcelona,
que
cayó
el
11
de
septiembre
de
1714.
El
Decreto
de
Nueva
Planta
abolía
la
Generalitat,
la
institución
que
durante
siglos
había
regido
el
país.
A
San
Cugat
el
abad,
partidario
de
Felipe
V,
se
retiró
en
Castilla.
La
abadía
hospedó
a
las
tropas
españolas:
las
de
caballería
al
claustro
inferior;
las
de
infantería,
al
superior,
y
los
generales
al
palacio
abacial. El Monasterio resultó fuerza afectado por esta estancia.
RECUPERACIÓN ECONÓMICA
Paradójicamente,
a
pesar
de
perder
las
instituciones
propias
de
Cataluña,
durante
el
siglo
XVIII
se
asistirá
a
la
finalización
de
la
decadencia
socioeconómica
que
sufría
desde
la
época
baixmedieval.
Este
hecho
se
debe,
sobre
todo,
al
progreso
que
experimentó
la
agricultura
(roturación
de
las
nuevas
tierras,
especialización
y
comercialización
de
la
producción).
También,
al
fin
de
este
siglo,
ya
se
puede
hablar
de
una
incipiente
revolución
industrial,
basada
en
el
textil
(estampación
de
telas
y
algodón).
Esta
prosperidad
también
llegó
a
San
Cugat.
Iniciará
el
siglo
XVIII
con
400
habitantes
y
lo
acabará
con
1000.
El
abad
Gaiolà
hizo
canalizar
el
agua
de
la
fuente
del
Monasterio
hasta
el
actual
plaza
de
Octaviano
con
el
fin
de
proveer
de
agua
el
pueblo
e
implantó
una
manufactura
del
tejido.
Al
Monasterio
se
hicieron
las
últimas
obras
importantes
como
la
construcción
de un nuevo palacio abacial.
LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA GUERRA DE LOS FRANCESES
Desde
finales
del
siglo
XVIII
el
mundo
occidental
pasó
una
etapa
de
importantes
cambios
en
el
orden
político,
social
y
económico,
conocida
con
el
nombre
de
Crisis
del
Antiguo
Régimen.
En
Cataluña
el
impacto
de
la
Revolución
Francesa
llegó
con
la
Guerra
de
los
Franceses
(1808-1814).
Esta
guerra
y
la
independencia
de
las
colonias
americanas
aplazaran
la
revolución
industrial
que
parecía
inminente.
Raíz
la
alianza
franco-española,
el
país
restó
ocupado
por
las
tropas
francesas.
Este
hecho
provocó
levantamientos
populares,
no
sólo
contra
los
invasores,
sino
también
contra
las
autoridades
y,
en
definitiva,
contra
el
Antiguo
Régimen.
Los
franceses,
igual
que
habían
hecho
durante
la
revolución,
decretaron
la
supresión
de
todos
los
conventos.
El
monasterio,
y
el
mismo
pueblo
de
San
Cugat,
fue
saqueado
por
las
tropas
napoleónicas.
El
octubre
de
1808
tuvo
lugar
una
batalla
alrededor
de
la
ermita
de
San
Domènec.
Se
reunieron
3000
hombres
con
caballos
y
piezas
de
artillería
que
derrotaron
a
4000
franceses.
El
monasterio
ayudó
económicamente
a
financiar
la
guerra
contra
los
franceses
y
su
situación
se
hizo muy precaria.
LIBERALES Y ABSOLUTISTES. LAS GUERRAS CARLINES. LA DESAMORTIZACIÓN
A
los
estragos
producidos
por
la
Guerra
de
los
Franceses,
se
añadieron
las
luchas
entre
liberales
y
absolutistas
que
más
tarde
se
traducirían
en
las
guerras
carlines,
que,
si
bien
tenían
como
factor
desencadenante
una
cuestión
dinástica,
exudaban
el
conflicto
ideológico
de
base:
partidarios
y
detractores
del
Antiguo
Régimen.
Durante
el
intervalo
del
Trienio
liberal
(1820-
1823),
primero
,
y
la
desamortización
de
Mendizàbal
(1835)
después,
la
iglesia
perdió
buena
parte
de
sus
bienes.
El
año
1835,
en
una
etapa
de
gobierno
de
orientación
liberal,
Mendizàbal
decretó
la
confiscación
de
bienes
de
todas
las
comunidades
eclesiásticas,
suprimidas
con
una
triple
finalidad:
disminuir
la
deuda
pública,
armar
un
ejército
contra
los
Carlistas
y
favorecer
a
los
propietarios
liberales.
La
Constitución
de
1837
y
las
leyes
de
Mendizàbal
representaron
el
fin
definitivo
del
Antiguo Régimen en Cataluña y el final de muchos monasterios, entre ellos, el de San Cugat.
EL FIN DEL MONASTERIO DE SAN CUGAT
El
26
de
julio
de
1835,
después
de
que
llegaran
noticias
de
la
quema
de
conventos
en
Barcelona,
el
monasterio
de
San
Cugat
fue
asaltado
y
saqueado.
Se
quemaran
muchos
documentos
con
el
fin
de
hacer
desaparecer
los
contratos
o
censos
que
ataban
los
labradores
a
la
abadía.
Con
la
expoliación,
algunas
dependencias,
como
las
casas
de
los
monjes,
desaparecieron
por
siempre
jamás.
Los
objetos
de
culto
que
no
habían
sido
robados
o
destruidos
fueron
recuperados
por
el
obispado
de
Barcelona.
Poco
tiempo
después,
con
la
ley
de
desamortización,
se
liquidaban
los
bienes
del
monasterio.
A
partir
de
entonces,
el
edificio
el
recinto
monacal
se
destinó
a
usos
civiles
municipales
y
el
templo
pasó
a
ser
la
iglesia
parroquial
del
pueblo.
La
mayoría de las tierras del municipio, pertenecientes a la abadía, pasaron a manos de los labradores que las trabajaban.
EXPLENDOR Y CRISIS DE LA AGRICULTURA DURANTE EL SIGLO XIX. LA PLAGA DE LA HILO•LOXERA
A
lo
largo
del
siglo
XIX
San
Cugat
se
transformó.
El
cultivo
de
la
viña
sustituyó
progresivamente
el
de
cereales;
se
abandonó
la
estepa
y
se
incrementó
la
superficie
cultivada
plantándose
viña
incluso
al
interior
del
bosque
de
Collserola.
La
especialización
del
cultivo
de
la
viña
comportó
la
diversificación
de
las
actividades
artesanales
y
de
comercio.
La
transformación
del
campo
representó
un
incremento
de
la
población.
El
año
1820
San
Cugat
tenía
800
habitantes,
el
1877
tenía
2,550.
Esta
prosperidad
hace
que
a
finales
del
siglo
se
construyan
carreteras,
se
incremente
la
construcción,
se
pongan
fuentes
a
las
calles
y
que
llegue
el
alumbrado
público.
Pero
si
de
la
viña
vino
una
abundancia
relativa,
también
en
vano
vino
la
desgracia.
El
1887
llega
A
San
Cugat
la
plaga
de
la
hilo•loxera
que
significó
la
ruina
para
muchos
labradores
del
término
y
una
fuerte
crisis
económica
por
el
municipio
en
general.
Tras
la
plaga,
se
replantaron
las
viñas
con
nuevas
cepas
americanas,
se
produjo
una
crisis
de
sobreproducción
al
mercado
vinícola
que
comportó
una
fuerte
bajada
de
los
precios
y
el
abandono
de
los
cultivos
menos
rentables.
La
industria
al
municipio
no
fue
demasiado
relevante
durante
el
siglo
XIX.
Las
fábricas
necesitaban
grandes
caudales de agua y, además San Cugat estaba aislado detrás la sierra de Collserola.
LA MEJORA DE LAS COMUNICACIONES: LA RABASSADA Y LA LLEGADA DEL TREN
Con
la
construcción
de
la
carretera
de
Gracia
en
Manresa,
en
el
año
1877
(el
tramo
entre
Barcelona
y
San
Cugat
recibió
el
nombre
de
la
Rabassada),
se
inició
el
gran
cambio
del
municipio.
La
carretera
era
muy
necesaria
por
los
“santcugatenses”
por
tal
de
transportar
sus
productos
(vino
y
leña
principalmente)
a
la
Plaza
de
Barcelona.
La
carretera
significó
un
acercamiento
a
Barcelona
que
se
traduce
en
un
interés
creciente
de
los
barceloneses
por
San
Cugat
como
lugar
de
paseo
y
veraneo.
Se
establecieron
en
esta
época
las
primeras
colonias
de
veraneantes,
como
lo
demuestran
las
magnificas
torres
modernistas
en
el
lado
sur,
a
ambos
lados
de
la
carretera.
El
año
1917
llega
el
tren
a
San
Cugat.
El
hecho,
calificado
de
histórico
en
su
época,
comportó
el
arranque
económico
definitivo
del
municipio
y
el
comienzo
del
papel
receptor
de
población
urbana.
Con
el
tren
llegaran
las
urbanizaciones
para
veraneantes,
siguiendo
la
línea
del
ferrocarril:
las
Llanuras,
la
Floresta,
Valldoreix
y
Mirasol.
Los
promotores
de
la
línea
ferroviaria,
de
origen
británico,
construyeron
una
estación
en
San
Cugat,
el
primer
campo
de
golf
de
Catalunya
(inaugurado
el
año
1914).
Siguiendo
el
modelo
de
cooperativismo
que
arraigó
a
todo
el
país,
los
labradores
de
San
Cugat
se
reorganizan
creando
la
Cooperativa
Vinícola,
en
el
año
1921,
la
sede
de
la
cual
fue
diseñada
por
el
arquitecto
Cèsar Martinell (la sala con arcos parabólicos, de influencia modernista, han quedado como testigo de esta época).
LA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL
Cataluña
vivirá
fuertes
convulsiones
políticas
y
sociales
durante
casi
toda
la
primera
mitad
del
siglo
XX.
Nuestro
país
es
la
única
zona
del
Estado
dónde
ha
habido,
a
lo
largo
del
siglo
XIX,
la
revolución
industrial,
con
todos
los
cambios
estructurales
que
este
hecho
conlleva.
La
política
de
Madrid
cada
vez
queda
más
lejos
de
la
realidad
catalana.
El
nuevo
siglo
vendrá
marcado
en
España
por
la
pérdida
de
las
colonias.
La
crisis
del
98
se
arrastrará
durante
años
y
desembocará
en
la
dictadura
de
Primo
de
Rivera
(1923-1930).
La
descomposición
del
régimen
de
la
Restauración
y
la
aparición
de
nuevas
fuerzas
políticas
y
sociales,
como
los
grandes
sindicatos
obreros
CNT
y
UGT
y
la
Unión
de
Rabassaires,
producen
el
derrumbamiento
del
sistema.
La
nueva
correlación
de
fuerzas
provocó
la
caída
de
la
monarquía
y
la
proclamación
de
la
República
el
año
1931.
A
San
Cugat,
como
el
resto
de
poblaciones,
durante
los
años
de
la
República
hubo
una
intensa
vida
asociativa
y
gran
actividad
política,
caracterizada
por
un
pluripartidismo
rico,
un
movimiento
obrero
organizado
y
un
peso
importante
del
catalanismo.
Una
muestra
de
esta
efervescencia
se
dio
el
año
1932:
aquel
año
el
Presidente
Macià
inauguró
las
Escuelas
Nuevas
(actual
Joan
Maragall)
y
se
abrió
la
primera
biblioteca
pública.
Los
años
30
fueron
años
de
convulsiones
políticas
y
económicas,
en
el
año
1935
la
izquierda
triunfó
en
Catalunya
y
a
todo
el
estado.
Bien
pronto
la
derecha
y
el
ejercido
conspiraron
contra
el
gobierno.
En
este
ambiente
enrarecido
el
año
después,
la
fracasada
sublevación
del
ejercido
de
África
trajo
a
la
guerra
civil.
Los
primeros
momentos
de
la
guerra
civil
a
San
Cugat
trajeron
detenciones
y
algunos
asesinatos.
La
ciudad
no
fue
nunca
bombardeada,
aun
cuando
el
gobierno
republicano
había
instalado
el
primer
campamento
de
instrucción
pre-militar
en
Cataluña
(a
la
zona
del
Golfo).
San
Cugat,
como
muchos
pueblos,
cambió
de
nombre
y
pasó
a
llamarse
Pinos
del
Vallés.
Se
van
a
colectivizar
las
tierras
y
muchos
oficios
como
los
carpinteros,
albañiles
o
barberos.
La
población
se
multiplicó
con
la
llegada
de
muchos
barceloneses
que
huían
de
los
bombardeos
y
las
detenciones.
El
octubre
del
1938
Juan
Negrín
celebró
en
el
monasterio
las
últimas
Cortes
del
gobierno
republicano.
En
el
mes
de
enero
de
1939
el
ejercido
nacional
entró
a
San
Cugat,
camino de Barcelona.
LA POSGUERRA Y EL FRANQUISMO
De
1939
a
1959,
los
años
de
la
posguerra
fueron
tiempo
de
penuria
y
represión.
A
San
Cugat
al
poco
de
la
presa
de
la
ciudad
empezó
una
etapa
de
control
administrativo,
de
persecución
política
y
de
castellanización
sistemática
de
la
vida
municipal.
La
política
autónoma
y
dictatorial
del
régimen
favoreció
la
corrupción
y
el
enriquecimiento
de
un
pequeño
sector
de
la
población
gracias
a
la
estraperlo.
El
año
1958
se
hizo
una
nueva
ordenación
administrativa
de
San
Cugat:
la
ciudad
se
dividió
en
cuatro
distritos,
dos
al
casco
urbano,
Mirasol
y
las
Planes
de
la
Floresta.
Valldoreix
aconteció
Entidad
Local
Menor.
En
los
años
60
los
"Planes
de
desarrollo"
comportaron
la
apertura
y
el
inicio
del
lento
cambio
de
régimen:
fueron
años
de
inversión
extranjera,
industrialización,
inmigración
y
boom
turístico.
A
San
Cugat,
el
impacto
de
esta
época
fue
desigual.
La
ciudad
dejaba
de
ser
centro
de
veraneo
a
favor
de
los
nuevos
pueblos
de
la
costa.
Por
el
contrario,
recibió
nuevos
inmigrantes
que
venían
a
trabajar
en
las
nuevas
industrias
que
se
iban
a
instalar
al
término
municipal,
principalmente
textiles
y
metalúrgicas:
Otexa,
Fundiciones,
Nolla
y
Condiesel,
la
más
importante.
La
inauguración
de
la
A-7
favoreció
la
implantación
de
empresas
de
alcance
metropolitano,
pese
a
que
la
ciudad
no
logró
la
importancia
industrial
de
otras
ciudades
vecinas.
La
agricultura
retrocedió a favor de la industria y la construcción.
DE LA CRISIS DEL FRANQUISMO A LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
Tras
unos
años
de
progreso
empezaron
una
década
de
crisis
mundial
(la
del
petróleo).
en
España
la
crisis
económica
mundial
coincidió
con
la
recta
final
del
franquismo
y
aceleró
su
descomposición
política.
En
cualquier
parte
del
estado
la
oposición
crecía
con
fuerza.
A
San
Cugat
las
primeras
luchas
sindicales
estallaron
con
los
despidos
a
la
fábrica
Condiesel,
y
las
primeras
luchas
políticas
llegaron
en
el
año
1973
con
la
reunión
a
la
ciudad,
el
día
1
de
mayo,
de
10,000
personas
convocadas
por
la
Asamblea
de
Cataluña.
El
año
1975,
en
llena
crisis
política
y
social,
moría
Franco
y
empezaba
la
etapa
de
transición
hacia
la
democracia.
Al
morir
Franco
y
renunciar
al
cargo
el
alcalde,
Josep
Barnils,
el
gobernador
Civil
nombró
Francesc
Llatjós
como
máxima
autoridad
municipal.
El
año
1977
San
Cugat
logra
la
categoría
de
ciudad
y
el
año
1979
los
santcugatenses
escogieron
su
primer
alcalde
democrático
desde
la
segunda
República,
al
socialista
Ángel
Casas.
Con
la
democratización
del
gobierno
municipal
se
iniciaba
la
reorientación
de
San
Cugat,
una
ciudad
bastante
desindustrializada
y
con
una
significativa
tasa
de
paro
debido
a
la
crisis
económica.
A
partir
de
este
momento,
se
instalaron
en
San
Cugat
empresas
como
la
Sharp
y
los
estudios
de TVE, años antes lo había hecho la empresa Catalana Occidente.
SAN CUGAT, CIUDAD LÍDER EN CATALUÑA
Tras
ocho
años
de
ayuntamientos
socialistas,
en
el
año
1987
el
partido
más
votado
a
las
elecciones
municipales
fue
CIU,
y
Joan
Aymerich
fue
alcalde
de
la
ciudad.
San
Cugat
estaba
en
pleno
auge
demográfico
y
hacía
falta
dotarla
de
nuevas
infraestructuras
por
mejorar
el
nivel
de
vida
de
sus
habitantes.
En
los
últimos
años
se
ha
programado
un
gran
crecimiento
urbanístico,
con
la
urbanización
de
nuevos
sectores
(Coll
Favà,
Tuesto
Blanca,
Can
Magí,
Parque
Central,
Can
Gatxet,
zona
del
Archivo
Nacional
de
Catalunya...)
y
la
creación
de
nuevos
parques
y
zonas
verdes
(Parque
Central,
el
Parque
de
la
Pollancreda,
Coll
Favà,...).
Se
han
mejorado
las
comunicaciones
a
partir
del
nuevo
eje
viario
de
los
túneles
de
Vallvidrera,
obra
básica
y
motor
de
la
actividad
urbanística
y
de
negocios.
En
torno
a
la
ciudad
se
han
establecido
diferentes
parques
de
actividades
económicas,
como
Can
Sant
Joan
(dónde
también
está
ubicado
el
primer
campo
de
golfo
público
de
Catalunya),
Can
Marcet
y
el
Augusta
Business
Park,
y
se
han
llevado
a
término
importantes
obras
para
ir
dotando
a
la
ciudad
de
la
red
viaria
necesaria
por
mantener
su
ritmo
de
crecimiento.
San
Cugat
ha
crecido
vigilante
de
no
perder
su
identidad,
sobre
todo
ante
el
poder
de
Barcelona,
e
integrando
los
habitantes
a
la
vida
ciudadana
con
una
gran
potenciación
de
las
tradiciones
locales
propias,
con
la
potenciación
de
la
participación
a
través
de
los
consejos
de
distritos
y
con
la
mejora
de
su
infraestructura,
sobre
todo
de
ocio
y
cultura
alrededor
del
Centro
Cultural.
Hace
falta
destacar,
también,
la
construcción
en
San
Cugat
de
equipamientos
culturales
y
empresas
de
ámbito
supramunicipal
como
por
ejemplo
el
Archivo
Nacional
de
Cataluña,
el
Centro
de
Alto
Rendimiento
Deportivo,
el
Centro
de
Restauración
de
Bienes
Amueblas
de
la
Generalitat,
la
sede
corporativa
del
Deustche
Bank
y
la
empresa
Boehringer
Ingelheim,
entre
otros.
Además,
cada
vez
más
instituciones
dedicadas
a
la
enseñanza
de
todos
niveles,
escogen
San
Cugat
para
instalar
sus
centros:
Escuela
Japonesa,
Escuelas
universitarias
Gimbernat,
la
Universidad
Internacional
de
Cataluña,
ESADE,
Escuela
Técnica
Superior
de
Arquitectura
del
Vallés,...
Desde
el
año
1999,
el
alcalde
de
la
ciudad
es
el
Sr.
Lluís
Recoder
y
Miralles
(CIU)
y
las
prioridades
del
gobierno
municipal
van
encaminadas
a
mejorar
la
calidad
de
vida
y
conseguir
para
San
Cugat
los
equipamientos
necesarios
por
afrontar
el
hecho
de
que San Cugat es una de las ciudades de Cataluña que más han crecido los últimos años.
Texto del libro "El meu llibre de Sant Cugat", de Jaume Busquets i Fábregas. San Cugat del Vallés, 1995
(Actualización de datos realizada por Gemma Foj, jefe de la Oficina de Atención Ciudadana).
Traducción de Carlos Fonseca Fábregas - 03 de Diciembre del 2006
Carlos Fonseca
Fábregas
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