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Historia de San Cugat del Vallés LOS PRIMEROS POBLADORES Los testimonios de pobladores más antiguos encontrados en San Cugat del Vallés corresponden al final del periodo eneolítico, comprendido aproximadamente entre los años 2,000 y 1,500 ac. Al yacimiento de la Cueva de la Torre Negra, situada a Collserola, se ha encontrado un recinto funerario o sepulcral que perteneció a este periodo; la presencia de vasos campaniformes junto a entierros individuales y osamentas colectivas así lo corrobora. El yacimiento de Can Fatjó de los Aurons, situado al límite del término municipal de Santo Cugat con Cerdanyola, nos sitúa a la edad del bronce, con restos seguramente relacionados con la presencia de un poblado al aire libre, que data con posterioridad al año 1,100 ac. Los restos de construcciones de silos a la calle Elisenda, los restos de cerámica encontrados cerca del denominado "Horno ibérico", junto a la ermita de Santo Adjutori, o a las proximidades de la Torre Negra y las de Santa Maria de Campanyà, nos hablan de la presencia de la cultura ibérica al término municipal. Se debe datar entre el siglo VI ac y el año 218 ac y enmarcar demográficamente en el grupo iber de los laietans. Respeta al "Horno ibérico", todo y su denominación popular, no hay certeza absoluta sobre su datación. LOS ROMANOS En el año 218 ac los romanos desembarcan en Ampurias para luchar contra Cartago y tras un periodo de progresivo establecimiento y enfrentamiento entre los iberos, los vencieron definitivamente en Ampurias el año 195 ac. Esta victoria representó la consolidación del dominio de Roma sobre el territorio catalán. En tiempo del Imperio Romano el territorio de San Cugat del Vallés era cerca de una de las vías romanas más importantes, la Vía Augusta, que - procedente de Roma - pasaba por Tarraco y se adentraba cabeza al sur de la Península. La Vía Augusta era cruzada, cerca de San Cugat, por una vía secundaria que unía Egara (Tarrasa) con Barcino (Barcelona) pasando por Collserola. Al paso de esta segunda vía se construyo el lugar que hoy ocupa el Monasterio, una fortaleza - que más tarde sería conocida como Castrum Octavianum - la datación de la cual se sitúa, a raíz de las últimas excavaciones arqueológicas realizadas, data de alrededor del siglo IV. Son visibles los restos de la fortaleza en la base de la cabecera del templo del Monasterio. Con la intención de constituir un punto estratégico de control de paso, esta fortaleza podía haber sido un centro de protección militar de la villas o colonias agrícolas que se encontraban en el término de San Cugat. Algunas de las antiguas masías del municipio se podían haber construido sobre estas villas que se dedicaban al cultivo del aceite, los cereales y el vino y a la crianza del ganado. En este sentido hace falta remarcar que últimamente se ha realizado una campaña de protección arqueológicas junto a Can Cabassa, las cuales han dado como resultado la aparición de restos de una villa romana importante. La crisis de la segunda mitad del siglo III dc que sufre Roma permitirá la invasión de los pueblos germánicos. Los primeros ataques a tierras catalanas datan del 270. Poco antes del año 313 que el cristianismo se convirtiera en la religión oficial del imperio, la tradición explica que en la fortaleza romana fue martirizado Cucuphas (Cugat), un africano que había venido a Barcino a predicar la fe cristiana. Esta circunstancia hizo que, con el paso del tiempo, este lugar aconteciera un lugar de culto y veneración cristiana. En el siglo V ya existía una pequeña iglesia para rendirle culto a las reliquias del santo, los restos de las cuales se pueden observar en el claustro del Monasterio. LOS VISIGODOS Con la invasión masiva de los pueblos germánicos en el siglo V, el Imperio Romano de Occidente se derrumbó definitivamente. Las tierras catalanas fueran incorporadas al reino visigodo de Tolosa, primero, y al de Toledo, más tarde. La dominación visigoda no pesó demasiada en las costumbres indígenas ni afectó esencialmente la lengua ni la composición étnica. Se acentuó el proceso de ruralitación iniciado los últimos años del Imperio Romano y se establecieran las bases de la sociedad medieval. En San Cugat, probablemente, en el siglo VII ya existí una primera comunidad monástica. LA CONQUISTA MUSULMANA El año 711 se inició la conquista musulmana de la península Ibérica: al cabo de seis o siete años llegaron en Cataluña hasta el año 725, dominaban todo el territorio catalán. La iglesia visigoda de San Cugat parece que fue destruida por los musulmanes en el año 717: la conquista no implicó demasiados cambios a la población. La mayoría de las ciudades catalanas se sometió a los nuevos conquistadores por evitar la destrucción y estos establecieron algunas guarniciones militares y sustituyeron la nobleza visigoda en la recaudación de impuestos. Las autoridades locales se mantuvieron generalmente en el poder. EL DOMINIO FRANCO Los francos frenaron los musulmanes en el Poitiers en el año 732. Esta fecha marca el inicio de la expansión franca hacia el sur. Para detener a las razas musulmanas, Carlemany opta por crear un territorio fronterizo, la Marca. Las tropas francas conquistarán Barcelona en el año 801. Carlemany firmará la paz con los musulmanes en el año 812, estableciéndose la frontera en la línea Montsec, Cardener, Llobregat. Los primeros años del siglo IX, ya habiéndose ido los árabes, se reconstruyó el antiguo cenobio de San Cugat en el mismo lugar que el anterior. Inicialmente, la abadía estuvo bajo el dominio del obispo de Barcelona. A lo largo de los siglos IX y X, los condes catalanes aunque estuvieron nombrados por los francos, se fueron desatando de la monarquía carolingia, logrando la independencia a finales del siglo X. LA REPOBLACIÓN DEL PAÍS La llanura del país, tras la dominación árabe y las luchas con los francos, estaba empobrecida y despoblada. En cambio, las comarcas pirenaicas, poco afectadas por las guerras, presentaban una mayor prosperidad y una densidad de población remarcables. Los condes y los obispos de las comarcas pirenaicas, con el mismo interés que el conde de Barcelona, animaron los campesinos a bajar de las montañas en busca de tierras para cultivar en la llanura. Los Monasterios tuvieron un importante papel en la colonización del país. Recibieron tierras de los condes y centenares de donaciones con el fin de establecer familias en las nuevas tierras. El Monasterio de San Cugat extendió sus dominios en el siglo X, por las tierras del Penedés y Vallés. EL MONASTERIO, CENTRO DE PODER Y CULTURA En el año 985 la abadía de San Cugat es destruida por uno de los saqueos de al-Mansur. El abad Odó reconstruye el cenobio con unas nuevas dimensiones. Consiguió una bula papal que los hacía independientes del obispo de Barcelona, obtuvo la confirmación de todos los bienes monacales por parte de los reyes francos e incrementó los dominios y la riqueza del Monasterio, que pasó de manantial a treinta y seis monjes. El Monasterio de San Cugat era en el siglo XI, uno de los más importantes en la colonización de las tierras y uno de los que mayor rendimiento obtenía. Era un centro muy importante de poder y cultura. Los monjes se dedicaban a la administración, el culto y el estudio, bajo las reglas benedictinas. La biblioteca del Monasterio reunía un fondo importante de manuscritos jurídicos que forman el famoso "Cartulari de Sant Cugat". Al final del siglo XII, los dominios del Monasterio se habían extendido tanto que obligan a una importante reforma de la administración interna. Se crean cuatro divisiones - Vallés, Llobregat, Penedés y Palau - por tal de racionalizar la administración de los dominios monacales. Los abades provenían de la nobleza, y el mundo político y eclesiástico mantenía una estrecha vinculación. En estos momentos, Cataluña vive un proceso de feudalización debido a la repoblación de la nueva Cataluña impulsada por la confederación catalanoaragonesa, nacida de la fusión, en el siglo XII, del condado de Barcelona con el reino de Aragón. La confederación pone en marcha las bases para la futura expansión militar y comercial por el Mediterráneo. Las condiciones de vida de los campesinos de la vieja Cataluña empeoran enormemente. Los labradores libres propietarios de la tierra son convertidos en siervos por los señores feudales por tal de evitar su fuga hacia las nuevas tierras. Los abades de San Cugat se convierten en señores feudales. AMPLIACIÓN DE LA ABADÍA Y EL PRIMER NÚCLEO DE POBLACIÓN ESTABLE El rendimiento que daban las nuevas tierras permitió la ampliación de la abadía. El siglo XIII marcó el punto culminante de la expansión del Monasterio. Durante esta época se construyó el claustro inferior y la parte románica de la iglesia. La recta del templo se levantó a lo largo de los siglos XIII y XIV, adoptándose el nuevo estilo de la época, el gótico. También a finales del siglo XIV se amuralló el recinto monástico, se procedió a la edificación del palacio abacial y se hizo el retablo de Todos los Santos. No es hasta el siglo XII que podemos hablar de un núcleo permanente de población a San Cugat. Es en este momento que, alrededor de la parroquia de Sant Pere de Octaviá (al lugar de la actual plaza del Mercado Viejo), se disponen un conjunto de casas que seguían el camino que se dirigía al Monasterio (actual calle Mayor). El pueblo se encontraba, por lo tanto, separado del recinto monacal. Es en este siglo que la villa obtuvo la concesión real de poder celebrar feria y un mercado semanal. Los siglos XIII y XIV estarían en Cataluña una época de expansión: política (conquistas peninsulares y mediterráneas), demográfica y comercial. El comercio catalán se benefició del papel de intermediario entre el mundo musulmán y el europeo. Las ciudades lograron un protagonismo creciente y nació una nueva clase social, la burguesía, que adquiere un protagonismo importante en las nuevas instituciones: las Cortes y los órganos de gobierno municipal. El pactismo aparece como un nuevo sistema de gobierno y se basa en un acuerdo entre la monarquía y los grupos que formaban las Cortes. LA CRISIS BAIXMEDIEVAL A mediados del siglo XIV, el equilibrio población-recursos en Cataluña se rompió por varios motivos. El país entró en una fuerte crisis demográfica, económica y política. El campo era incapaz de asegurar la subsistencia de los labradores que emigraron hacia las ciudades; aparecen varias epidemias de peste y la burguesía es incapaz de competir comercialmente con las ciudades italianas en el Mediterráneo. La crisis desembocó en una guerra civil (1462-1472) que representó una derrota para el país de la cual no se recuperará, y muy lentamente, hasta el siglo XVIII. La guerra civil enfrentó la monarquía y las clases populares a la oligarquía feudal y la burguesía. El Monasterio se pone al bando contrario al rey. El año 1471 las fuerzas reales se apoderan de San Cugat y el rey Joan II se alojó en el Monasterio. La abadía pierdo su autonomía: a partir de ahora los abades serán socios y, a menudo, no vivirán ni en la abadía. Pese a que el rey jura a las Constituciones Catalanas, la guerra agravó la crisis con una fuerte caída de la producción, el comercio y la población. PERIODO DE LEVE ENDEREZAMIENTO El año 1479, con Fernando II, la Corona de Aragón y Castilla se unieron dinásticamente. Se inicia una política destinada al restablecimiento del orden social que implicará un lento y leve proceso de enderezamiento del país. Pero Cataluña será sólo, durante los siglos XVI y XVII, una pequeña parte de un gran imperio y restará al margen de los grandes acontecimientos. El campo mejora aun de la sentencia de Guadalupe (1486), que terminara la situación de esclavitud en qué vivían los labradores de emancipación. Estos conseguirán la libertad y la posibilidad del dominio útil de la tierra. La estabilidad del siglo XVI permitirá un cierto dinamismo de los gremios y el comercio en la ciudad. Este enderezamiento del siglo XVI se notará en San Cugat. Se inició el desarrollo del casco urbano y aparecen nuevos arrabales siguiendo el caminos de Sabadell y Terrassa. Son de esta época algunas casas aun en pie San Santo Domènec (Can Matas). El Monasterio también se amplía en este momento: se hacen las galerías superiores del claustro, se finaliza el campanario y se pinta el retablo de Aine Bru. La comunidad monástica, siguiendo la tendencia general en los estamentos oficiales del país, inicia un proceso de castellanización. El año 1585, el rey Felipe II de Castilla visitó el Monasterio. LA GUERRA DE LOS SEGADORS La crisis del siglo XVII de la monarquía hispánica afectó gravemente el Principado. Los impuestos que pedían los monarcas españoles por mantener su política militar provocaron el deterioro de las relaciones entre la Generalitat y la monarquía española. Las cosas se agravaron cuando España entró en guerra con Francia y los campesinos catalanes tuvieron que alojar las tropas. En Barcelona estalló la revuelta: es el llamado Corpus de Sangre. La Generalitat se pone al lado de los sublevados y pacta con Francia echar de Cataluña a las tropas españolas. Pero el alojamiento de las tropas francesas trajo el mismo problema que se había originado con las españolas. La Guerra de los Segadors (1641-1652) acabó con el Tratado de los Pirineo (1659). Cataluña se ve mutilada con la pérdida del Rosselló, que pasó a depender de Francia. Felipe IV concede la amnistía general y se garantiza la continuidad del autogobierno de Cataluña. Las revueltas populares, sin embargo, se suceden, y la Generalitat se pone al lado del virrey español. Se hace evidente la ruptura de las estructuras señoriales de poder. LA GUERRA DE SUCESIÓN La burguesía y la baja nobleza catalanas apostarán por el archiduque Carlos, enfrente de Felipe V, en la guerra por la sucesión a la corona española. La razón para dar apoyo al candidato se basaba en el hecho de que se sospechaba, y de hecho se demostró más tarde, que Felipe V era partidario del centralismo político y no respetaría las instituciones catalanas. Las tropas del Borbón asediaron Barcelona, que cayó el 11 de septiembre de 1714. El Decreto de Nueva Planta abolía la Generalitat, la institución que durante siglos había regido el país. A San Cugat el abad, partidario de Felipe V, se retiró en Castilla. La abadía hospedó a las tropas españolas: las de caballería al claustro inferior; las de infantería, al superior, y los generales al palacio abacial. El Monasterio resultó fuerza afectado por esta estancia. RECUPERACIÓN ECONÓMICA Paradójicamente, a pesar de perder las instituciones propias de Cataluña, durante el siglo XVIII se asistirá a la finalización de la decadencia socioeconómica que sufría desde la época baixmedieval. Este hecho se debe, sobre todo, al progreso que experimentó la agricultura (roturación de las nuevas tierras, especialización y comercialización de la producción). También, al fin de este siglo, ya se puede hablar de una incipiente revolución industrial, basada en el textil (estampación de telas y algodón). Esta prosperidad también llegó a San Cugat. Iniciará el siglo XVIII con 400 habitantes y lo acabará con 1000. El abad Gaiolà hizo canalizar el agua de la fuente del Monasterio hasta el actual plaza de Octaviano con el fin de proveer de agua el pueblo e implantó una manufactura del tejido. Al Monasterio se hicieron las últimas obras importantes como la construcción de un nuevo palacio abacial. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA GUERRA DE LOS FRANCESES Desde finales del siglo XVIII el mundo occidental pasó una etapa de importantes cambios en el orden político, social y económico, conocida con el nombre de Crisis del Antiguo Régimen. En Cataluña el impacto de la Revolución Francesa llegó con la Guerra de los Franceses (1808-1814). Esta guerra y la independencia de las colonias americanas aplazaran la revolución industrial que parecía inminente. Raíz la alianza franco-española, el país restó ocupado por las tropas francesas. Este hecho provocó levantamientos populares, no sólo contra los invasores, sino también contra las autoridades y, en definitiva, contra el Antiguo Régimen. Los franceses, igual que habían hecho durante la revolución, decretaron la supresión de todos los conventos. El monasterio, y el mismo pueblo de San Cugat, fue saqueado por las tropas napoleónicas. El octubre de 1808 tuvo lugar una batalla alrededor de la ermita de San Domènec. Se reunieron 3000 hombres con caballos y piezas de artillería que derrotaron a 4000 franceses. El monasterio ayudó económicamente a financiar la guerra contra los franceses y su situación se hizo muy precaria. LIBERALES Y ABSOLUTISTES. LAS GUERRAS CARLINES. LA DESAMORTIZACIÓN A los estragos producidos por la Guerra de los Franceses, se añadieron las luchas entre liberales y absolutistas que más tarde se traducirían en las guerras carlines, que, si bien tenían como factor desencadenante una cuestión dinástica, exudaban el conflicto ideológico de base: partidarios y detractores del Antiguo Régimen. Durante el intervalo del Trienio liberal (1820- 1823), primero , y la desamortización de Mendizàbal (1835) después, la iglesia perdió buena parte de sus bienes. El año 1835, en una etapa de gobierno de orientación liberal, Mendizàbal decretó la confiscación de bienes de todas las comunidades eclesiásticas, suprimidas con una triple finalidad: disminuir la deuda pública, armar un ejército contra los Carlistas y favorecer a los propietarios liberales. La Constitución de 1837 y las leyes de Mendizàbal representaron el fin definitivo del Antiguo Régimen en Cataluña y el final de muchos monasterios, entre ellos, el de San Cugat. EL FIN DEL MONASTERIO DE SAN CUGAT El 26 de julio de 1835, después de que llegaran noticias de la quema de conventos en Barcelona, el monasterio de San Cugat fue asaltado y saqueado. Se quemaran muchos documentos con el fin de hacer desaparecer los contratos o censos que ataban los labradores a la abadía. Con la expoliación, algunas dependencias, como las casas de los monjes, desaparecieron por siempre jamás. Los objetos de culto que no habían sido robados o destruidos fueron recuperados por el obispado de Barcelona. Poco tiempo después, con la ley de desamortización, se liquidaban los bienes del monasterio. A partir de entonces, el edificio el recinto monacal se destinó a usos civiles municipales y el templo pasó a ser la iglesia parroquial del pueblo. La mayoría de las tierras del municipio, pertenecientes a la abadía, pasaron a manos de los labradores que las trabajaban. EXPLENDOR Y CRISIS DE LA AGRICULTURA DURANTE EL SIGLO XIX. LA PLAGA DE LA HILO•LOXERA A lo largo del siglo XIX San Cugat se transformó. El cultivo de la viña sustituyó progresivamente el de cereales; se abandonó la estepa y se incrementó la superficie cultivada plantándose viña incluso al interior del bosque de Collserola. La especialización del cultivo de la viña comportó la diversificación de las actividades artesanales y de comercio. La transformación del campo representó un incremento de la población. El año 1820 San Cugat tenía 800 habitantes, el 1877 tenía 2,550. Esta prosperidad hace que a finales del siglo se construyan carreteras, se incremente la construcción, se pongan fuentes a las calles y que llegue el alumbrado público. Pero si de la viña vino una abundancia relativa, también en vano vino la desgracia. El 1887 llega A San Cugat la plaga de la hilo•loxera que significó la ruina para muchos labradores del término y una fuerte crisis económica por el municipio en general. Tras la plaga, se replantaron las viñas con nuevas cepas americanas, se produjo una crisis de sobreproducción al mercado vinícola que comportó una fuerte bajada de los precios y el abandono de los cultivos menos rentables. La industria al municipio no fue demasiado relevante durante el siglo XIX. Las fábricas necesitaban grandes caudales de agua y, además San Cugat estaba aislado detrás la sierra de Collserola. LA MEJORA DE LAS COMUNICACIONES: LA RABASSADA Y LA LLEGADA DEL TREN Con la construcción de la carretera de Gracia en Manresa, en el año 1877 (el tramo entre Barcelona y San Cugat recibió el nombre de la Rabassada), se inició el gran cambio del municipio. La carretera era muy necesaria por los “santcugatenses” por tal de transportar sus productos (vino y leña principalmente) a la Plaza de Barcelona. La carretera significó un acercamiento a Barcelona que se traduce en un interés creciente de los barceloneses por San Cugat como lugar de paseo y veraneo. Se establecieron en esta época las primeras colonias de veraneantes, como lo demuestran las magnificas torres modernistas en el lado sur, a ambos lados de la carretera. El año 1917 llega el tren a San Cugat. El hecho, calificado de histórico en su época, comportó el arranque económico definitivo del municipio y el comienzo del papel receptor de población urbana. Con el tren llegaran las urbanizaciones para veraneantes, siguiendo la línea del ferrocarril: las Llanuras, la Floresta, Valldoreix y Mirasol. Los promotores de la línea ferroviaria, de origen británico, construyeron una estación en San Cugat, el primer campo de golf de Catalunya (inaugurado el año 1914). Siguiendo el modelo de cooperativismo que arraigó a todo el país, los labradores de San Cugat se reorganizan creando la Cooperativa Vinícola, en el año 1921, la sede de la cual fue diseñada por el arquitecto Cèsar Martinell (la sala con arcos parabólicos, de influencia modernista, han quedado como testigo de esta época). LA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL Cataluña vivirá fuertes convulsiones políticas y sociales durante casi toda la primera mitad del siglo XX. Nuestro país es la única zona del Estado dónde ha habido, a lo largo del siglo XIX, la revolución industrial, con todos los cambios estructurales que este hecho conlleva. La política de Madrid cada vez queda más lejos de la realidad catalana. El nuevo siglo vendrá marcado en España por la pérdida de las colonias. La crisis del 98 se arrastrará durante años y desembocará en la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). La descomposición del régimen de la Restauración y la aparición de nuevas fuerzas políticas y sociales, como los grandes sindicatos obreros CNT y UGT y la Unión de Rabassaires, producen el derrumbamiento del sistema. La nueva correlación de fuerzas provocó la caída de la monarquía y la proclamación de la República el año 1931. A San Cugat, como el resto de poblaciones, durante los años de la República hubo una intensa vida asociativa y gran actividad política, caracterizada por un pluripartidismo rico, un movimiento obrero organizado y un peso importante del catalanismo. Una muestra de esta efervescencia se dio el año 1932: aquel año el Presidente Macià inauguró las Escuelas Nuevas (actual Joan Maragall) y se abrió la primera biblioteca pública. Los años 30 fueron años de convulsiones políticas y económicas, en el año 1935 la izquierda triunfó en Catalunya y a todo el estado. Bien pronto la derecha y el ejercido conspiraron contra el gobierno. En este ambiente enrarecido el año después, la fracasada sublevación del ejercido de África trajo a la guerra civil. Los primeros momentos de la guerra civil a San Cugat trajeron detenciones y algunos asesinatos. La ciudad no fue nunca bombardeada, aun cuando el gobierno republicano había instalado el primer campamento de instrucción pre-militar en Cataluña (a la zona del Golfo). San Cugat, como muchos pueblos, cambió de nombre y pasó a llamarse Pinos del Vallés. Se van a colectivizar las tierras y muchos oficios como los carpinteros, albañiles o barberos. La población se multiplicó con la llegada de muchos barceloneses que huían de los bombardeos y las detenciones. El octubre del 1938 Juan Negrín celebró en el monasterio las últimas Cortes del gobierno republicano. En el mes de enero de 1939 el ejercido nacional entró a San Cugat, camino de Barcelona. LA POSGUERRA Y EL FRANQUISMO De 1939 a 1959, los años de la posguerra fueron tiempo de penuria y represión. A San Cugat al poco de la presa de la ciudad empezó una etapa de control administrativo, de persecución política y de castellanización sistemática de la vida municipal. La política autónoma y dictatorial del régimen favoreció la corrupción y el enriquecimiento de un pequeño sector de la población gracias a la estraperlo. El año 1958 se hizo una nueva ordenación administrativa de San Cugat: la ciudad se dividió en cuatro distritos, dos al casco urbano, Mirasol y las Planes de la Floresta. Valldoreix aconteció Entidad Local Menor. En los años 60 los "Planes de desarrollo" comportaron la apertura y el inicio del lento cambio de régimen: fueron años de inversión extranjera, industrialización, inmigración y boom turístico. A San Cugat, el impacto de esta época fue desigual. La ciudad dejaba de ser centro de veraneo a favor de los nuevos pueblos de la costa. Por el contrario, recibió nuevos inmigrantes que venían a trabajar en las nuevas industrias que se iban a instalar al término municipal, principalmente textiles y metalúrgicas: Otexa, Fundiciones, Nolla y Condiesel, la más importante. La inauguración de la A-7 favoreció la implantación de empresas de alcance metropolitano, pese a que la ciudad no logró la importancia industrial de otras ciudades vecinas. La agricultura retrocedió a favor de la industria y la construcción. DE LA CRISIS DEL FRANQUISMO A LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA Tras unos años de progreso empezaron una década de crisis mundial (la del petróleo). en España la crisis económica mundial coincidió con la recta final del franquismo y aceleró su descomposición política. En cualquier parte del estado la oposición crecía con fuerza. A San Cugat las primeras luchas sindicales estallaron con los despidos a la fábrica Condiesel, y las primeras luchas políticas llegaron en el año 1973 con la reunión a la ciudad, el día 1 de mayo, de 10,000 personas convocadas por la Asamblea de Cataluña. El año 1975, en llena crisis política y social, moría Franco y empezaba la etapa de transición hacia la democracia. Al morir Franco y renunciar al cargo el alcalde, Josep Barnils, el gobernador Civil nombró Francesc Llatjós como máxima autoridad municipal. El año 1977 San Cugat logra la categoría de ciudad y el año 1979 los santcugatenses escogieron su primer alcalde democrático desde la segunda República, al socialista Ángel Casas. Con la democratización del gobierno municipal se iniciaba la reorientación de San Cugat, una ciudad bastante desindustrializada y con una significativa tasa de paro debido a la crisis económica. A partir de este momento, se instalaron en San Cugat empresas como la Sharp y los estudios de TVE, años antes lo había hecho la empresa Catalana Occidente. SAN CUGAT, CIUDAD LÍDER EN CATALUÑA Tras ocho años de ayuntamientos socialistas, en el año 1987 el partido más votado a las elecciones municipales fue CIU, y Joan Aymerich fue alcalde de la ciudad. San Cugat estaba en pleno auge demográfico y hacía falta dotarla de nuevas infraestructuras por mejorar el nivel de vida de sus habitantes. En los últimos años se ha programado un gran crecimiento urbanístico, con la urbanización de nuevos sectores (Coll Favà, Tuesto Blanca, Can Magí, Parque Central, Can Gatxet, zona del Archivo Nacional de Catalunya...) y la creación de nuevos parques y zonas verdes (Parque Central, el Parque de la Pollancreda, Coll Favà,...). Se han mejorado las comunicaciones a partir del nuevo eje viario de los túneles de Vallvidrera, obra básica y motor de la actividad urbanística y de negocios. En torno a la ciudad se han establecido diferentes parques de actividades económicas, como Can Sant Joan (dónde también está ubicado el primer campo de golfo público de Catalunya), Can Marcet y el Augusta Business Park, y se han llevado a término importantes obras para ir dotando a la ciudad de la red viaria necesaria por mantener su ritmo de crecimiento. San Cugat ha crecido vigilante de no perder su identidad, sobre todo ante el poder de Barcelona, e integrando los habitantes a la vida ciudadana con una gran potenciación de las tradiciones locales propias, con la potenciación de la participación a través de los consejos de distritos y con la mejora de su infraestructura, sobre todo de ocio y cultura alrededor del Centro Cultural. Hace falta destacar, también, la construcción en San Cugat de equipamientos culturales y empresas de ámbito supramunicipal como por ejemplo el Archivo Nacional de Cataluña, el Centro de Alto Rendimiento Deportivo, el Centro de Restauración de Bienes Amueblas de la Generalitat, la sede corporativa del Deustche Bank y la empresa Boehringer Ingelheim, entre otros. Además, cada vez más instituciones dedicadas a la enseñanza de todos niveles, escogen San Cugat para instalar sus centros: Escuela Japonesa, Escuelas universitarias Gimbernat, la Universidad Internacional de Cataluña, ESADE, Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés,... Desde el año 1999, el alcalde de la ciudad es el Sr. Lluís Recoder y Miralles (CIU) y las prioridades del gobierno municipal van encaminadas a mejorar la calidad de vida y conseguir para San Cugat los equipamientos necesarios por afrontar el hecho de que San Cugat es una de las ciudades de Cataluña que más han crecido los últimos años. Texto del libro "El meu llibre de Sant Cugat", de Jaume Busquets i Fábregas. San Cugat del Vallés, 1995 (Actualización de datos realizada por Gemma Foj, jefe de la Oficina de Atención Ciudadana). Traducción de Carlos Fonseca Fábregas - 03 de Diciembre del 2006
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Historia de San Cugat del Vallés LOS PRIMEROS POBLADORES Los testimonios de pobladores más antiguos encontrados en San Cugat del Vallés corresponden al final del periodo eneolítico, comprendido aproximadamente entre los años 2,000 y 1,500 ac. Al yacimiento de la Cueva de la Torre Negra, situada a Collserola, se ha encontrado un recinto funerario o sepulcral que perteneció a este periodo; la presencia de vasos campaniformes junto a entierros individuales y osamentas colectivas así lo corrobora. El yacimiento de Can Fatjó de los Aurons, situado al límite del término municipal de Santo Cugat con Cerdanyola, nos sitúa a la edad del bronce, con restos seguramente relacionados con la presencia de un poblado al aire libre, que data con posterioridad al año 1,100 ac. Los restos de construcciones de silos a la calle Elisenda, los restos de cerámica encontrados cerca del denominado "Horno ibérico", junto a la ermita de Santo Adjutori, o a las proximidades de la Torre Negra y las de Santa Maria de Campanyà, nos hablan de la presencia de la cultura ibérica al término municipal. Se debe datar entre el siglo VI ac y el año 218 ac y enmarcar demográficamente en el grupo iber de los laietans. Respeta al "Horno ibérico", todo y su denominación popular, no hay certeza absoluta sobre su datación. LOS ROMANOS En el año 218 ac los romanos desembarcan en Ampurias para luchar contra Cartago y tras un periodo de progresivo establecimiento y enfrentamiento entre los iberos, los vencieron definitivamente en Ampurias el año 195 ac. Esta victoria representó la consolidación del dominio de Roma sobre el territorio catalán. En tiempo del Imperio Romano el territorio de San Cugat del Vallés era cerca de una de las vías romanas más importantes, la Vía Augusta, que - procedente de Roma - pasaba por Tarraco y se adentraba cabeza al sur de la Península. La Vía Augusta era cruzada, cerca de San Cugat, por una vía secundaria que unía Egara (Tarrasa) con Barcino (Barcelona) pasando por Collserola. Al paso de esta segunda vía se construyo el lugar que hoy ocupa el Monasterio, una fortaleza - que más tarde sería conocida como Castrum Octavianum - la datación de la cual se sitúa, a raíz de las últimas excavaciones arqueológicas realizadas, data de alrededor del siglo IV. Son visibles los restos de la fortaleza en la base de la cabecera del templo del Monasterio. Con la intención de constituir un punto estratégico de control de paso, esta fortaleza podía haber sido un centro de protección militar de la villas o colonias agrícolas que se encontraban en el término de San Cugat. Algunas de las antiguas masías del municipio se podían haber construido sobre estas villas que se dedicaban al cultivo del aceite, los cereales y el vino y a la crianza del ganado. En este sentido hace falta remarcar que últimamente se ha realizado una campaña de protección arqueológicas junto a Can Cabassa, las cuales han dado como resultado la aparición de restos de una villa romana importante. La crisis de la segunda mitad del siglo III dc que sufre Roma permitirá la invasión de los pueblos germánicos. Los primeros ataques a tierras catalanas datan del 270. Poco antes del año 313 que el cristianismo se convirtiera en la religión oficial del imperio, la tradición explica que en la fortaleza romana fue martirizado Cucuphas (Cugat), un africano que había venido a Barcino a predicar la fe cristiana. Esta circunstancia hizo que, con el paso del tiempo, este lugar aconteciera un lugar de culto y veneración cristiana. En el siglo V ya existía una pequeña iglesia para rendirle culto a las reliquias del santo, los restos de las cuales se pueden observar en el claustro del Monasterio. LOS VISIGODOS Con la invasión masiva de los pueblos germánicos en el siglo V, el Imperio Romano de Occidente se derrumbó definitivamente. Las tierras catalanas fueran incorporadas al reino visigodo de Tolosa, primero, y al de Toledo, más tarde. La dominación visigoda no pesó demasiada en las costumbres indígenas ni afectó esencialmente la lengua ni la composición étnica. Se acentuó el proceso de ruralitación iniciado los últimos años del Imperio Romano y se establecieran las bases de la sociedad medieval. En San Cugat, probablemente, en el siglo VII ya existí una primera comunidad monástica. LA CONQUISTA MUSULMANA El año 711 se inició la conquista musulmana de la península Ibérica: al cabo de seis o siete años llegaron en Cataluña hasta el año 725, dominaban todo el territorio catalán. La iglesia visigoda de San Cugat parece que fue destruida por los musulmanes en el año 717: la conquista no implicó demasiados cambios a la población. La mayoría de las ciudades catalanas se sometió a los nuevos conquistadores por evitar la destrucción y estos establecieron algunas guarniciones militares y sustituyeron la nobleza visigoda en la recaudación de impuestos. Las autoridades locales se mantuvieron generalmente en el poder. EL DOMINIO FRANCO Los francos frenaron los musulmanes en el Poitiers en el año 732. Esta fecha marca el inicio de la expansión franca hacia el sur. Para detener a las razas musulmanas, Carlemany opta por crear un territorio fronterizo, la Marca. Las tropas francas conquistarán Barcelona en el año 801. Carlemany firmará la paz con los musulmanes en el año 812, estableciéndose la frontera en la línea Montsec, Cardener, Llobregat. Los primeros años del siglo IX, ya habiéndose ido los árabes, se reconstruyó el antiguo cenobio de San Cugat en el mismo lugar que el anterior. Inicialmente, la abadía estuvo bajo el dominio del obispo de Barcelona. A lo largo de los siglos IX y X, los condes catalanes aunque estuvieron nombrados por los francos, se fueron desatando de la monarquía carolingia, logrando la independencia a finales del siglo X. LA REPOBLACIÓN DEL PAÍS La llanura del país, tras la dominación árabe y las luchas con los francos, estaba empobrecida y despoblada. En cambio, las comarcas pirenaicas, poco afectadas por las guerras, presentaban una mayor prosperidad y una densidad de población remarcables. Los condes y los obispos de las comarcas pirenaicas, con el mismo interés que el conde de Barcelona, animaron los campesinos a bajar de las montañas en busca de tierras para cultivar en la llanura. Los Monasterios tuvieron un importante papel en la colonización del país. Recibieron tierras de los condes y centenares de donaciones con el fin de establecer familias en las nuevas tierras. El Monasterio de San Cugat extendió sus dominios en el siglo X, por las tierras del Penedés y Vallés. EL MONASTERIO, CENTRO DE PODER Y CULTURA En el año 985 la abadía de San Cugat es destruida por uno de los saqueos de al-Mansur. El abad Odó reconstruye el cenobio con unas nuevas dimensiones. Consiguió una bula papal que los hacía independientes del obispo de Barcelona, obtuvo la confirmación de todos los bienes monacales por parte de los reyes francos e incrementó los dominios y la riqueza del Monasterio, que pasó de manantial a treinta y seis monjes. El Monasterio de San Cugat era en el siglo XI, uno de los más importantes en la colonización de las tierras y uno de los que mayor rendimiento obtenía. Era un centro muy importante de poder y cultura. Los monjes se dedicaban a la administración, el culto y el estudio, bajo las reglas benedictinas. La biblioteca del Monasterio reunía un fondo importante de manuscritos jurídicos que forman el famoso "Cartulari de Sant Cugat". Al final del siglo XII, los dominios del Monasterio se habían extendido tanto que obligan a una importante reforma de la administración interna. Se crean cuatro divisiones - Vallés, Llobregat, Penedés y Palau - por tal de racionalizar la administración de los dominios monacales. Los abades provenían de la nobleza, y el mundo político y eclesiástico mantenía una estrecha vinculación. En estos momentos, Cataluña vive un proceso de feudalización debido a la repoblación de la nueva Cataluña impulsada por la confederación catalanoaragonesa, nacida de la fusión, en el siglo XII, del condado de Barcelona con el reino de Aragón. La confederación pone en marcha las bases para la futura expansión militar y comercial por el Mediterráneo. Las condiciones de vida de los campesinos de la vieja Cataluña empeoran enormemente. Los labradores libres propietarios de la tierra son convertidos en siervos por los señores feudales por tal de evitar su fuga hacia las nuevas tierras. Los abades de San Cugat se convierten en señores feudales. AMPLIACIÓN DE LA ABADÍA Y EL PRIMER NÚCLEO DE POBLACIÓN ESTABLE El rendimiento que daban las nuevas tierras permitió la ampliación de la abadía. El siglo XIII marcó el punto culminante de la expansión del Monasterio. Durante esta época se construyó el claustro inferior y la parte románica de la iglesia. La recta del templo se levantó a lo largo de los siglos XIII y XIV, adoptándose el nuevo estilo de la época, el gótico. También a finales del siglo XIV se amuralló el recinto monástico, se procedió a la edificación del palacio abacial y se hizo el retablo de Todos los Santos. No es hasta el siglo XII que podemos hablar de un núcleo permanente de población a San Cugat. Es en este momento que, alrededor de la parroquia de Sant Pere de Octaviá (al lugar de la actual plaza del Mercado Viejo), se disponen un conjunto de casas que seguían el camino que se dirigía al Monasterio (actual calle Mayor). El pueblo se encontraba, por lo tanto, separado del recinto monacal. Es en este siglo que la villa obtuvo la concesión real de poder celebrar feria y un mercado semanal. Los siglos XIII y XIV estarían en Cataluña una época de expansión: política (conquistas peninsulares y mediterráneas), demográfica y comercial. El comercio catalán se benefició del papel de intermediario entre el mundo musulmán y el europeo. Las ciudades lograron un protagonismo creciente y nació una nueva clase social, la burguesía, que adquiere un protagonismo importante en las nuevas instituciones: las Cortes y los órganos de gobierno municipal. El pactismo aparece como un nuevo sistema de gobierno y se basa en un acuerdo entre la monarquía y los grupos que formaban las Cortes. LA CRISIS BAIXMEDIEVAL A mediados del siglo XIV, el equilibrio población- recursos en Cataluña se rompió por varios motivos. El país entró en una fuerte crisis demográfica, económica y política. El campo era incapaz de asegurar la subsistencia de los labradores que emigraron hacia las ciudades; aparecen varias epidemias de peste y la burguesía es incapaz de competir comercialmente con las ciudades italianas en el Mediterráneo. La crisis desembocó en una guerra civil (1462-1472) que representó una derrota para el país de la cual no se recuperará, y muy lentamente, hasta el siglo XVIII. La guerra civil enfrentó la monarquía y las clases populares a la oligarquía feudal y la burguesía. El Monasterio se pone al bando contrario al rey. El año 1471 las fuerzas reales se apoderan de San Cugat y el rey Joan II se alojó en el Monasterio. La abadía pierdo su autonomía: a partir de ahora los abades serán socios y, a menudo, no vivirán ni en la abadía. Pese a que el rey jura a las Constituciones Catalanas, la guerra agravó la crisis con una fuerte caída de la producción, el comercio y la población. PERIODO DE LEVE ENDEREZAMIENTO El año 1479, con Fernando II, la Corona de Aragón y Castilla se unieron dinásticamente. Se inicia una política destinada al restablecimiento del orden social que implicará un lento y leve proceso de enderezamiento del país. Pero Cataluña será sólo, durante los siglos XVI y XVII, una pequeña parte de un gran imperio y restará al margen de los grandes acontecimientos. El campo mejora aun de la sentencia de Guadalupe (1486), que terminara la situación de esclavitud en qué vivían los labradores de emancipación. Estos conseguirán la libertad y la posibilidad del dominio útil de la tierra. La estabilidad del siglo XVI permitirá un cierto dinamismo de los gremios y el comercio en la ciudad. Este enderezamiento del siglo XVI se notará en San Cugat. Se inició el desarrollo del casco urbano y aparecen nuevos arrabales siguiendo el caminos de Sabadell y Terrassa. Son de esta época algunas casas aun en pie San Santo Domènec (Can Matas). El Monasterio también se amplía en este momento: se hacen las galerías superiores del claustro, se finaliza el campanario y se pinta el retablo de Aine Bru. La comunidad monástica, siguiendo la tendencia general en los estamentos oficiales del país, inicia un proceso de castellanización. El año 1585, el rey Felipe II de Castilla visitó el Monasterio. LA GUERRA DE LOS SEGADORS La crisis del siglo XVII de la monarquía hispánica afectó gravemente el Principado. Los impuestos que pedían los monarcas españoles por mantener su política militar provocaron el deterioro de las relaciones entre la Generalitat y la monarquía española. Las cosas se agravaron cuando España entró en guerra con Francia y los campesinos catalanes tuvieron que alojar las tropas. En Barcelona estalló la revuelta: es el llamado Corpus de Sangre. La Generalitat se pone al lado de los sublevados y pacta con Francia echar de Cataluña a las tropas españolas. Pero el alojamiento de las tropas francesas trajo el mismo problema que se había originado con las españolas. La Guerra de los Segadors (1641-1652) acabó con el Tratado de los Pirineo (1659). Cataluña se ve mutilada con la pérdida del Rosselló, que pasó a depender de Francia. Felipe IV concede la amnistía general y se garantiza la continuidad del autogobierno de Cataluña. Las revueltas populares, sin embargo, se suceden, y la Generalitat se pone al lado del virrey español. Se hace evidente la ruptura de las estructuras señoriales de poder. LA GUERRA DE SUCESIÓN La burguesía y la baja nobleza catalanas apostarán por el archiduque Carlos, enfrente de Felipe V, en la guerra por la sucesión a la corona española. La razón para dar apoyo al candidato se basaba en el hecho de que se sospechaba, y de hecho se demostró más tarde, que Felipe V era partidario del centralismo político y no respetaría las instituciones catalanas. Las tropas del Borbón asediaron Barcelona, que cayó el 11 de septiembre de 1714. El Decreto de Nueva Planta abolía la Generalitat, la institución que durante siglos había regido el país. A San Cugat el abad, partidario de Felipe V, se retiró en Castilla. La abadía hospedó a las tropas españolas: las de caballería al claustro inferior; las de infantería, al superior, y los generales al palacio abacial. El Monasterio resultó fuerza afectado por esta estancia. RECUPERACIÓN ECONÓMICA Paradójicamente, a pesar de perder las instituciones propias de Cataluña, durante el siglo XVIII se asistirá a la finalización de la decadencia socioeconómica que sufría desde la época baixmedieval. Este hecho se debe, sobre todo, al progreso que experimentó la agricultura (roturación de las nuevas tierras, especialización y comercialización de la producción). También, al fin de este siglo, ya se puede hablar de una incipiente revolución industrial, basada en el textil (estampación de telas y algodón). Esta prosperidad también llegó a San Cugat. Iniciará el siglo XVIII con 400 habitantes y lo acabará con 1000. El abad Gaiolà hizo canalizar el agua de la fuente del Monasterio hasta el actual plaza de Octaviano con el fin de proveer de agua el pueblo e implantó una manufactura del tejido. Al Monasterio se hicieron las últimas obras importantes como la construcción de un nuevo palacio abacial. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA GUERRA DE LOS FRANCESES Desde finales del siglo XVIII el mundo occidental pasó una etapa de importantes cambios en el orden político, social y económico, conocida con el nombre de Crisis del Antiguo Régimen. En Cataluña el impacto de la Revolución Francesa llegó con la Guerra de los Franceses (1808-1814). Esta guerra y la independencia de las colonias americanas aplazaran la revolución industrial que parecía inminente. Raíz la alianza franco-española, el país restó ocupado por las tropas francesas. Este hecho provocó levantamientos populares, no sólo contra los invasores, sino también contra las autoridades y, en definitiva, contra el Antiguo Régimen. Los franceses, igual que habían hecho durante la revolución, decretaron la supresión de todos los conventos. El monasterio, y el mismo pueblo de San Cugat, fue saqueado por las tropas napoleónicas. El octubre de 1808 tuvo lugar una batalla alrededor de la ermita de San Domènec. Se reunieron 3000 hombres con caballos y piezas de artillería que derrotaron a 4000 franceses. El monasterio ayudó económicamente a financiar la guerra contra los franceses y su situación se hizo muy precaria. LIBERALES Y ABSOLUTISTES. LAS GUERRAS CARLINES. LA DESAMORTIZACIÓN A los estragos producidos por la Guerra de los Franceses, se añadieron las luchas entre liberales y absolutistas que más tarde se traducirían en las guerras carlines, que, si bien tenían como factor desencadenante una cuestión dinástica, exudaban el conflicto ideológico de base: partidarios y detractores del Antiguo Régimen. Durante el intervalo del Trienio liberal (1820-1823), primero , y la desamortización de Mendizàbal (1835) después, la iglesia perdió buena parte de sus bienes. El año 1835, en una etapa de gobierno de orientación liberal, Mendizàbal decretó la confiscación de bienes de todas las comunidades eclesiásticas, suprimidas con una triple finalidad: disminuir la deuda pública, armar un ejército contra los Carlistas y favorecer a los propietarios liberales. La Constitución de 1837 y las leyes de Mendizàbal representaron el fin definitivo del Antiguo Régimen en Cataluña y el final de muchos monasterios, entre ellos, el de San Cugat. EL FIN DEL MONASTERIO DE SAN CUGAT El 26 de julio de 1835, después de que llegaran noticias de la quema de conventos en Barcelona, el monasterio de San Cugat fue asaltado y saqueado. Se quemaran muchos documentos con el fin de hacer desaparecer los contratos o censos que ataban los labradores a la abadía. Con la expoliación, algunas dependencias, como las casas de los monjes, desaparecieron por siempre jamás. Los objetos de culto que no habían sido robados o destruidos fueron recuperados por el obispado de Barcelona. Poco tiempo después, con la ley de desamortización, se liquidaban los bienes del monasterio. A partir de entonces, el edificio el recinto monacal se destinó a usos civiles municipales y el templo pasó a ser la iglesia parroquial del pueblo. La mayoría de las tierras del municipio, pertenecientes a la abadía, pasaron a manos de los labradores que las trabajaban. EXPLENDOR Y CRISIS DE LA AGRICULTURA DURANTE EL SIGLO XIX. LA PLAGA DE LA HILO•LOXERA A lo largo del siglo XIX San Cugat se transformó. El cultivo de la viña sustituyó progresivamente el de cereales; se abandonó la estepa y se incrementó la superficie cultivada plantándose viña incluso al interior del bosque de Collserola. La especialización del cultivo de la viña comportó la diversificación de las actividades artesanales y de comercio. La transformación del campo representó un incremento de la población. El año 1820 San Cugat tenía 800 habitantes, el 1877 tenía 2,550. Esta prosperidad hace que a finales del siglo se construyan carreteras, se incremente la construcción, se pongan fuentes a las calles y que llegue el alumbrado público. Pero si de la viña vino una abundancia relativa, también en vano vino la desgracia. El 1887 llega A San Cugat la plaga de la hilo•loxera que significó la ruina para muchos labradores del término y una fuerte crisis económica por el municipio en general. Tras la plaga, se replantaron las viñas con nuevas cepas americanas, se produjo una crisis de sobreproducción al mercado vinícola que comportó una fuerte bajada de los precios y el abandono de los cultivos menos rentables. La industria al municipio no fue demasiado relevante durante el siglo XIX. Las fábricas necesitaban grandes caudales de agua y, además San Cugat estaba aislado detrás la sierra de Collserola. LA MEJORA DE LAS COMUNICACIONES: LA RABASSADA Y LA LLEGADA DEL TREN Con la construcción de la carretera de Gracia en Manresa, en el año 1877 (el tramo entre Barcelona y San Cugat recibió el nombre de la Rabassada), se inició el gran cambio del municipio. La carretera era muy necesaria por los “santcugatenses” por tal de transportar sus productos (vino y leña principalmente) a la Plaza de Barcelona. La carretera significó un acercamiento a Barcelona que se traduce en un interés creciente de los barceloneses por San Cugat como lugar de paseo y veraneo. Se establecieron en esta época las primeras colonias de veraneantes, como lo demuestran las magnificas torres modernistas en el lado sur, a ambos lados de la carretera. El año 1917 llega el tren a San Cugat. El hecho, calificado de histórico en su época, comportó el arranque económico definitivo del municipio y el comienzo del papel receptor de población urbana. Con el tren llegaran las urbanizaciones para veraneantes, siguiendo la línea del ferrocarril: las Llanuras, la Floresta, Valldoreix y Mirasol. Los promotores de la línea ferroviaria, de origen británico, construyeron una estación en San Cugat, el primer campo de golf de Catalunya (inaugurado el año 1914). Siguiendo el modelo de cooperativismo que arraigó a todo el país, los labradores de San Cugat se reorganizan creando la Cooperativa Vinícola, en el año 1921, la sede de la cual fue diseñada por el arquitecto Cèsar Martinell (la sala con arcos parabólicos, de influencia modernista, han quedado como testigo de esta época). LA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL Cataluña vivirá fuertes convulsiones políticas y sociales durante casi toda la primera mitad del siglo XX. Nuestro país es la única zona del Estado dónde ha habido, a lo largo del siglo XIX, la revolución industrial, con todos los cambios estructurales que este hecho conlleva. La política de Madrid cada vez queda más lejos de la realidad catalana. El nuevo siglo vendrá marcado en España por la pérdida de las colonias. La crisis del 98 se arrastrará durante años y desembocará en la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). La descomposición del régimen de la Restauración y la aparición de nuevas fuerzas políticas y sociales, como los grandes sindicatos obreros CNT y UGT y la Unión de Rabassaires, producen el derrumbamiento del sistema. La nueva correlación de fuerzas provocó la caída de la monarquía y la proclamación de la República el año 1931. A San Cugat, como el resto de poblaciones, durante los años de la República hubo una intensa vida asociativa y gran actividad política, caracterizada por un pluripartidismo rico, un movimiento obrero organizado y un peso importante del catalanismo. Una muestra de esta efervescencia se dio el año 1932: aquel año el Presidente Macià inauguró las Escuelas Nuevas (actual Joan Maragall) y se abrió la primera biblioteca pública. Los años 30 fueron años de convulsiones políticas y económicas, en el año 1935 la izquierda triunfó en Catalunya y a todo el estado. Bien pronto la derecha y el ejercido conspiraron contra el gobierno. En este ambiente enrarecido el año después, la fracasada sublevación del ejercido de África trajo a la guerra civil. Los primeros momentos de la guerra civil a San Cugat trajeron detenciones y algunos asesinatos. La ciudad no fue nunca bombardeada, aun cuando el gobierno republicano había instalado el primer campamento de instrucción pre-militar en Cataluña (a la zona del Golfo). San Cugat, como muchos pueblos, cambió de nombre y pasó a llamarse Pinos del Vallés. Se van a colectivizar las tierras y muchos oficios como los carpinteros, albañiles o barberos. La población se multiplicó con la llegada de muchos barceloneses que huían de los bombardeos y las detenciones. El octubre del 1938 Juan Negrín celebró en el monasterio las últimas Cortes del gobierno republicano. En el mes de enero de 1939 el ejercido nacional entró a San Cugat, camino de Barcelona. LA POSGUERRA Y EL FRANQUISMO De 1939 a 1959, los años de la posguerra fueron tiempo de penuria y represión. A San Cugat al poco de la presa de la ciudad empezó una etapa de control administrativo, de persecución política y de castellanización sistemática de la vida municipal. La política autónoma y dictatorial del régimen favoreció la corrupción y el enriquecimiento de un pequeño sector de la población gracias a la estraperlo. El año 1958 se hizo una nueva ordenación administrativa de San Cugat: la ciudad se dividió en cuatro distritos, dos al casco urbano, Mirasol y las Planes de la Floresta. Valldoreix aconteció Entidad Local Menor. En los años 60 los "Planes de desarrollo" comportaron la apertura y el inicio del lento cambio de régimen: fueron años de inversión extranjera, industrialización, inmigración y boom turístico. A San Cugat, el impacto de esta época fue desigual. La ciudad dejaba de ser centro de veraneo a favor de los nuevos pueblos de la costa. Por el contrario, recibió nuevos inmigrantes que venían a trabajar en las nuevas industrias que se iban a instalar al término municipal, principalmente textiles y metalúrgicas: Otexa, Fundiciones, Nolla y Condiesel, la más importante. La inauguración de la A-7 favoreció la implantación de empresas de alcance metropolitano, pese a que la ciudad no logró la importancia industrial de otras ciudades vecinas. La agricultura retrocedió a favor de la industria y la construcción. DE LA CRISIS DEL FRANQUISMO A LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA Tras unos años de progreso empezaron una década de crisis mundial (la del petróleo). en España la crisis económica mundial coincidió con la recta final del franquismo y aceleró su descomposición política. En cualquier parte del estado la oposición crecía con fuerza. A San Cugat las primeras luchas sindicales estallaron con los despidos a la fábrica Condiesel, y las primeras luchas políticas llegaron en el año 1973 con la reunión a la ciudad, el día 1 de mayo, de 10,000 personas convocadas por la Asamblea de Cataluña. El año 1975, en llena crisis política y social, moría Franco y empezaba la etapa de transición hacia la democracia. Al morir Franco y renunciar al cargo el alcalde, Josep Barnils, el gobernador Civil nombró Francesc Llatjós como máxima autoridad municipal. El año 1977 San Cugat logra la categoría de ciudad y el año 1979 los santcugatenses escogieron su primer alcalde democrático desde la segunda República, al socialista Ángel Casas. Con la democratización del gobierno municipal se iniciaba la reorientación de San Cugat, una ciudad bastante desindustrializada y con una significativa tasa de paro debido a la crisis económica. A partir de este momento, se instalaron en San Cugat empresas como la Sharp y los estudios de TVE, años antes lo había hecho la empresa Catalana Occidente. SAN CUGAT, CIUDAD LÍDER EN CATALUÑA Tras ocho años de ayuntamientos socialistas, en el año 1987 el partido más votado a las elecciones municipales fue CIU, y Joan Aymerich fue alcalde de la ciudad. San Cugat estaba en pleno auge demográfico y hacía falta dotarla de nuevas infraestructuras por mejorar el nivel de vida de sus habitantes. En los últimos años se ha programado un gran crecimiento urbanístico, con la urbanización de nuevos sectores (Coll Favà, Tuesto Blanca, Can Magí, Parque Central, Can Gatxet, zona del Archivo Nacional de Catalunya...) y la creación de nuevos parques y zonas verdes (Parque Central, el Parque de la Pollancreda, Coll Favà,...). Se han mejorado las comunicaciones a partir del nuevo eje viario de los túneles de Vallvidrera, obra básica y motor de la actividad urbanística y de negocios. En torno a la ciudad se han establecido diferentes parques de actividades económicas, como Can Sant Joan (dónde también está ubicado el primer campo de golfo público de Catalunya), Can Marcet y el Augusta Business Park, y se han llevado a término importantes obras para ir dotando a la ciudad de la red viaria necesaria por mantener su ritmo de crecimiento. San Cugat ha crecido vigilante de no perder su identidad, sobre todo ante el poder de Barcelona, e integrando los habitantes a la vida ciudadana con una gran potenciación de las tradiciones locales propias, con la potenciación de la participación a través de los consejos de distritos y con la mejora de su infraestructura, sobre todo de ocio y cultura alrededor del Centro Cultural. Hace falta destacar, también, la construcción en San Cugat de equipamientos culturales y empresas de ámbito supramunicipal como por ejemplo el Archivo Nacional de Cataluña, el Centro de Alto Rendimiento Deportivo, el Centro de Restauración de Bienes Amueblas de la Generalitat, la sede corporativa del Deustche Bank y la empresa Boehringer Ingelheim, entre otros. Además, cada vez más instituciones dedicadas a la enseñanza de todos niveles, escogen San Cugat para instalar sus centros: Escuela Japonesa, Escuelas universitarias Gimbernat, la Universidad Internacional de Cataluña, ESADE, Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés,... Desde el año 1999, el alcalde de la ciudad es el Sr. Lluís Recoder y Miralles (CIU) y las prioridades del gobierno municipal van encaminadas a mejorar la calidad de vida y conseguir para San Cugat los equipamientos necesarios por afrontar el hecho de que San Cugat es una de las ciudades de Cataluña que más han crecido los últimos años. Texto del libro "El meu llibre de Sant Cugat", de Jaume Busquets i Fábregas. San Cugat del Vallés, 1995 (Actualización de datos realizada por Gemma Foj, jefe de la Oficina de Atención Ciudadana). Traducción de Carlos Fonseca Fábregas - 03 de Diciembre del 2006
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